Esta realidad podría afectar futuras inversiones extranjeras.
La mayoría de miembros del Congreso de la República coinciden en que el Nacional de la Magistratura sea el organismo que cada 3 años evalúe a todos y cada uno los magistrados del P
oder Judicial y el Ministerio Público, pero la Corte Suprema se opone reclamando ahora esta labor que nunca realizó con eficiencia.
Esta iniciativa congresal surgió durante la evaluación del nuevo Consejo de Ministros presidido por el congresista del Partido de gobierno Javier Velásquez Quesquén, en el sentido de que fiscales y jueces de todas las instancia deberían ser EVALUADOS por las comisiones respectivas del Congreso cada tres años.
De esta manera en caso de corrupción o incapacidad, no se perdería el tiempo en largos procesos de investigación y los corruptos o incapaces, simplemente serían dados de baja para bien de nuestra administración de justicia. En tal sentido los grandes sectores de nuestra ciudadanía coinciden también en apoyar esta medida.
La mejor prueba de lo mal que camina nuestra administración de Justicia se puede establecer en que en nuestras cárceles sólo el 30 por ciento es materia del obligado proceso judicial. El resto parece no existir para ese importante Poder del Estado. Hecho que con arreglo a ley ha dado lugar a la obligada libertad de peligrosos delincuentes POR EXCESO DE CARCELERIA.
Otro factor censurable que agrava esta situación son aquellas causas de corrupción y que pese a ser de pleno dominio público donde la población es conciente que existe incapacidad e irresponsabilidad de ciertos jueces para sancionar con rigor y justicia a los culpables y que por la obligada demora dan lugar a la prescripción de tales causas.
Este tipo de IMPUNIDAD debe desaparecer y qué mejor oportunidad que en esta época donde existen magistrados de capacidad y trayectoria que integran el actual Consejo Nacional de la Magistratura, que preside don Carlos Mansilla Gardela. Sólo de esta manera podremos los peruanos ver con satisfacción una real y verdadera evaluación de nuestra justicia.
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